sábado, marzo 15, 2014

But.my.hand.was.made.strong!

Y a pesar de tantas regresiones a menudo aún sigo perdiendo por lapsos de tiempo la noción de quien soy, no es que sea una situación terrible tampoco complicada pero recuperarse de ese estado en tiempo y espacio es una sensación similar al no tener recuerdos, aunque la diferencia sea precisamente la de tenerlos y muchos; y diferentes; y en escenarios históricos -si quepa el término- distemporales. En esos momentos quedo brevemente sumergido en pensamientos de cuán complejo y perecedero resulta la existencia, por fracción de minutos los temas mundanos cotidianos parecen no importar y el trascender adquiere otro sentido. 

Muchas veces el volver a lo cotidiano me devuelve nuevamente a esta dimensión en donde la satisfacción física -en todo el sentido de la palabra- es relevante y plano, como cuando los complejos que da el dinero están dormidos y; lo aparente y superficial son considerados como la felicidad completa. 

Es impredecible saber cuando aparecerán aleatorios los recuerdos e imposible de determinar cuanto tiempo rondarán inagotables los escondrijos de mi ya deteriorada memoria, esos recuerdos que de repente se convierten en momentos no vívidos y las realidades atemporales se mezclan y distorsionan convirtiéndose en ese monstruo deforme e indomable al que resulta difícil contener, así son las batallas después de un viaje, si, así son los recuerdos de otras vidas. 

Hace unos días escuchando una canción recordé uno de mis viajes: la crueldad del hombre contra su semejante. A pesar del tiempo nuestro proceder aún nos demuestra con frecuencia nuestra inhumana esencia: la egoísta, salvaje y libertina.

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