lunes, diciembre 22, 2008

Demon!

Permanecimos callados todo el tiempo
eramos como piedras.

Estar a solas en silencio con ella
era como el paraiso para mi.

Hasta el día en que pensé que
para ella podía no serlo.
¿Se aburre de mi?
¿Quiere hablarme y no sabe que decir?

Intenté buscar en sus ojos pero
no encontré nada claro.

Había miles de signos
y mi cabeza funcionaba febrilmente.


Un día sentí que era intolerable la idea de
que pensara en mí, de que me extrañara.

Me parecía insoportable pensar que,
pensando ella en mí,
sintiera una sensación física de carencia
y de soledad.

Una vez ella tarareó una canción infantil
con una inocencia desconcertante.




Supe así que no habitabamos el mismo infierno.

Lo que terminó por enloquecerme era que
confiara absolutamente en mí,
que me diera la espalda sin temor.


...... terminé robando su corazón.

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